Si nos remontamos a mis primeros Juegos, en Pekín, puedo recordar la sensación de inexperiencia, de ser un deportista prácticamente novato internacionalmente. El año anterior, en mi segunda temporada como deportista internacional, había logrado la plaza para los Juegos, y apenas un año después me encontraba en el mayor evento deportivo por excelencia. Una repercusión mediática a la que no estamos muy acostumbrados en nuestro deporte, y menos aún para un tirador que apenas llevaba tres años en alta competición. Todo esto supuso que pagase la novatada e hiciese una mala competición, conllevando el no poder disfrutar en su momento de todas las buenas experiencias que suponen unos Juegos Olímpicos para los deportistas, y lo que hace que años después apenas conserve recuerdos, ya que considero que es una hoja de mi vida deportiva ya escrita, leída y guardada.
De cara a mis segundos Juegos, Londres 2012, ya como tirador con medallas internacionales en la mochila, recuerdo una temporada de entrenamientos duros y preparaciones intensas que no dieron sus frutos en forma de gran resultado en esa competición, pero que me permitieron madurar mentalmente como deportista, y darme la oportunidad de poder disfrutar del “sueño olímpico”, así como de vivir sentimientos intensos y propios de este gran evento.
Fueron en estos Juegos donde pude asistir por primera vez a la ceremonia y desfile de inauguración, ya que en los anteriores competíamos al día siguiente, y no lo vimos conveniente. Pude vivir esta enorme experiencia de unión deportiva, donde todos los deportistas españoles, independientemente de nuestro deporte, estábamos allí conjuntamente, con el objetivo común de representar a nuestro país y vivir el deporte en su esplendor.
Y finalmente llego a mis terceros Juegos, Rio de Janeiro. Competición que afronto con una mentalidad totalmente distinta a las anteriores, ya que acumulo madurez y experiencia deportiva, muchas temporadas, competiciones, finales y medallas internacionales. Y sobre todo con muchísima ilusión desde el primer momento en que logré mi clasificación, y donde no hay ni un solo minuto en el que disminuya mi afán de entrenamiento y de superación personal. Sinceramente, creo que estos Juegos tienen todos los ingredientes para volver con un buenísimo y gran recuerdo.
En apenas unos días, viajaremos a la Copa del Mundo que se celebrará en las mismas instalaciones en las que competiremos en agosto, lo que nos permitirá sacar conclusiones para preparar y afrontar de la mejor forma posible nuestro objetivo final, esos dos días de competición en los Juegos.
Tras Pekín y Londres, y tras muchos años de duro entrenamiento y superación deportiva, espero que todo mi esfuerzo de este tiempo se vea recompensado con una gran competición en Rio, y con lo que más deseo intensamente, dar una grandísima alegría para mi país.
