sábado. 20.04.2024
VIVENCIAS OLÍMPICAS

La princesa de Barcelona'92

Han pasado veinticuatro años, pero la medalla de plata de Carolina Pascual en Barcelona'92 sigue muy viva en la memoria de los aficionados a la gimnasia rítmica. La subcampeona olímpica evoca el momento en que tocó el cielo, con solo dieciseis años.

Como dice Rafa Nadal, los Juegos son diferentes. Yo he hecho campeonatos de Europa, del mundo, pero nada comparado con lo que viví en Barcelona'92. Lo que más recuerdo es el ambiente, la gente, la sensación de ¡vamos, vamos, vamos!. Se sentía que el público era español. Carmen Acedo, mi compañera, que quedó cuarta, y yo, vivimos esa sensación a tope. También es duro, porque hay mucha tensión, mucha responsabilidad, yo tenía dieciséis años recién cumplidos.

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De la ceremonia recuerdo dos cosas. Por supuesto, cuando se encendió el pebetero. Estábamos debajo. Fue muy emocionante. Y luego, el dolor de pies. Tuvimos que ir con el uniforme, los tacones... y claro, después vinieron las ampollas.

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No disfruté tanto de la Villa Olímpica, porque, después de la inauguración, regresamos a Alicante, donde estábamos concentrados. A Emilia Boneva, bastante reservada, no le gustaba demasiado el bullicio de la gente, quería mantener la máxima concentración de cara a la competición.

De la competición, recuerdo un momento curioso en el ejercicio de cuerda. Había micrófonos de ambiente en el suelo, y, como llevaba una música española, con mucha garra, mucha fuerza, había una especie de taconeo y yo notaba cómo saltaban y botaban los micros conmigo. También los rituales, las cuatro pequeñas manías, o más bien rutinas que tenía. Todas las noches soñaba con la medalla, solo me faltaba ver el color.

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Para el ejercicio de aro usé la música de Terminator. Cuando estaba concentrada en la Moraleja con el equipo nacional, fui a compar la cinta cassette, y dije a la entrenadora: "Emilia, esta es la musicca que quiero llevar en aro para los Juegos".Y me estudié la banda, para coger el mejor trozo para crear el ejercicio. Fue una música que luego usaron otras gimnastas, porque gustó.

Del último ejercicio, que fue el de mazas, recuerdo, sobre todo, el grito del público en el Palau de Montjuic. En todos los ejercicios hay un "cling" que indica el comienzo. Y la gente estaba animándome: "¡Vamos Carolina, vamos Carolina!". El aviso ya había sonado, habían pasado dos o tres segundos, que es mucho en rítmica. Yo estaba boca abajo con la maza agarrada con el pie, la música empieza a sonar y yo quieta, porque no escuchaba nada, del griterío. Eso hizo que acelerara para recuperar el tiempo y no llegar tarde, porque pueden penalizarte. Clavé el ejercicio. La música era West Side Story, ¡cómo no voy a acordarme! Una música muy emotiva, todo el mundo la recuerda.

Mi plata fue merecida, porque de las tres chicas del podio, fui la única que no falló. Incluso Alexandra Timoshenko, la campeona, que representaba al Equipo Unificado, falló en pelota. Yo la gané, y podríamos decir que fui oro olímpico (si hubieran dado medalla por aparato, como en la artística). Pero ella era Timoshenko, que, como gimnasta y como persona, era excepcional.

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Recuerdo que antes de salir a recoger la medalla, Oksana Skaldina me agredió en el túnel. Yo llegaba de cambiarme, vi que Timoshenko estaba la primera en la fila, y luego Skaldina. La organización cambió el orden, porque yo iba detrás de la campeona, y entonces, cuando doy el paso para colocarme, ella no pudo contenerse y empezó a gritar y a pegarme a puño cerrado. Yo, por los suelos, y menos mal que los voluntarios de la organización me la quitaron de encima. Tuvo muy mal perder. Salí aturdida por la paliza, pero me recuperé enseguida. El momento más emocionante de mi vida fue cuando dijeron por megafonía "Segona, Carolina Pascual" y me impusieron la medalla. 

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Luego nombraron a Skaldina, que dio la mano a Timoshenko y pasó olímpicamente de mí, por lo que recibió un gran abucheo del público. La plata era mía. Todas son imágenes imborrables, que tengo muy presentes. Fui la medallista española más joven de Barcelona'92.

Al poco de lograr la medalla me lesioné. Me costó recuperar la forma, pero aguanté porque se celebraba el mundial en Alicante, allí conseguí otra medalla de plata por aparatos. Podría haber estado en Atlanta'96, de hecho contaban conmigo, pero la mentalidad de los años noventa era tener una carrera corta, y yo pensaba que tenía que irme por la puerta grande con una medalla, como los toreros. 

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Quizá ahora me arrepiento, porque, con más experiencia y más cabeza, podría haber seguido con la carrera deportiva, pero pensé en el momento de mi retirada que era bueno dar a otras chicas la oportunidad de que vivieran lo que yo viví, que fue lo mejor de mi vida.

La sensación de representar a mi país y conseguir una medalla, que es un sueño, es como coronarse. No hay palabras para describirlo.

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La princesa de Barcelona'92